25 de Mayo: 210 años de la gesta

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25 de Mayo: 210 años de la gesta
25 de Mayo: 210 años de la gesta

SOCIEDAD

El gran tema que confunde a muchos es tratar de dar una respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué querían los que hicieron la revolución de mayo de 1810? No todos querían lo mismo. Y no fue la independencia respecto a España la postura que ganó. Lo que se impuso fue el tema de la autonomía, es decir que, conservando el vínculo con la corona, se les permite gobernar a los criollos.

El historiador afirma que la postura que ganó fue la autonomía de España y no su independencia. Pero sostienen también, que fue un hito, clave para lo que vino después.

-El rol de Cornelio Saavedra.

Cornelio Judas Tadeo Saavedra tenía 50 años el 25 de mayo de 1810. Toda su biografía, previa y posterior a la revolución, lo muestra como un hombre moderado, incluso tirando a conservador. Esta última afirmación tal vez pueda discutirse, de lo que no hay duda es que no era un hombre con ideas y actitudes revolucionarias. Sin embargo, su rol fue decisivo. Sin pertenencia al grupo de los impulsos los cambios, pero si él no hubiera acompañado, el virrey no habría caído en mayo.

Su familia pertenecía, por su capacidad económica y prestigio, a la élite que domina el Cabildo de Buenos Aires. Cornelio Saavedra se casó --con la correspondiente dispensa eclesiástica-- con su prima hermana, María Francisca Cabrera y Saavedra, que había enviudado dos años antes, quedando heredera de la fortuna de su extinto esposo, Mateo Ramón Álzaga y Sobrado, próspero comerciante y Teniente del Correo Mayor. Este tipo de matrimonio endogámico era una de las formas de reproducción y refuerzo de las élites coloniales. Pero Cornelio enviudó en 1798 y en 1801 volvió a casarse con María Saturnina Bárbara Otárola del Ribero, hija de uno de los más ricos comerciantes del territorio.

(Wikipedia)

Como toda la élite de entonces, ocupó cargos públicos en el estado colonial. Y sobresalió en la defensa de Buenos Aires ante las invasiones inglesas de 1806 y 1807. El incipiente Regimiento de Patricios, por voto de sus miembros, lo eligió como su comandante, y así fue que Don Cornelio se convirtió en una especie de árbitro de la política del virreinato. En última instancia, tuvo el control militar y el recién llegado Virrey Cisneros lo necesitó para gobernar. También lo necesitaban los revolucionarios.

Desde 1808 participó en las reuniones en la jabonería de Hipólito Vieytes y en la casa de Nicolás Rodríguez Peña, en donde se discutió la política, las revoluciones y los cambios. Saavedra se caracterizó por un enfoque prudente y calculador respecto de las medidas para llevar adelante la revolución, que contrastaba con las ideas más radicales del grupo, como eran las de Mariano Moreno y Juan José Castelli. En sus memorias necesitadas: “Se hicieron varias reuniones, se hablaba con calor de estos proyectos y se querían atropellar por todo. Yo, siempre fui opositor a estas ideas. "Toda mi resolución o dictamen era decirles Paisanos y señores, aún no es tiempo, dejen que las brevas maduren y entonces las comeremos".

-Y las brevas maduraron en mayo de 1810

Cuando llegó a Buenos Aires la noticia de la caída de toda España en manos francesas, excepto Cádiz. Un grupo secreto integrado por Manuel Belgrano, Juan José Paso, Juan José Castelli, Nicolás Rodríguez Peña, Mariano Moreno e Hipólito Vieytes, estaban involucrados en las acciones y la movilización popular. Pero necesitaban el apoyo de Saavedra y los demás jefes militares para actuar, ya que sin ellos no tienen el poder para enfrentarse al virrey.

En sus Memorias, Saavedra grabó de esta manera aquellos sucesos: “Cisneros, el 18 de mayo del año 1810, anunciaron al público por su proclama, que solo Cádiz y la isla de León se encuentran libres del yugo de Napoleón. Yo me hallaba ese día en el pueblo de San Isidro don Juan José Viamonte, sargento mayor que era de mi cuerpo, me dijeron diciendo era preciso regresar a la ciudad sin demora, porque había novedades en consecuencia, así lo ejecuté. Cuando estoy presente en su casa, encontré en ella una porción de oficiales y otros paisanos, cuyo saludo fue preguntándome: ¿Todavía dirá usted que no es tiempo? Entonces me pusieron en las manos la proclama de aquel día. Luego que la leí, les dije:'Señores, ahora digo que no es solo tiempo, sino que no se debe perder una sola hora ”.

Al día siguiente, un grupo armado, encabezado por Domingo French y Antonio Beruti, ocupó la Plaza de la Victoria, exigiendo la realización del Cabildo Abierto, ya que dudaban de que Cisneros lo realizara. Saavedra desconcentró a la multitud asegurándoles que el Regimiento de Patricios respaldaba sus reclamos.

El virrey apeló a los vecinos "respetables" para contener la atropellada revolucionaria. José Martínez de Hoz, el primero de la dinastía, parte en ese Cabildo y voto por la continuidad del virreinato. La votación del 22 de mayo resultó sellar un acuerdo. El cabildo nombró una junta presidida por Cisneros, con cuatro vocales, dos españoles y dos criollos. Era un empate, Saavedra y Castelli aceptaron el cargo, pero ante la presión de Belgrano y su grupo y, la agitación del pueblo y las milicias, renunciaron esa misma noche.

La nueva votación consagró la revolución, los grupos más decididos impusieron su voluntad y el virrey cayó. Cornelio Saavedra se convirtió en el primer gobernante patrio. Pero, junto a Martín de Álzaga, fueron los únicos que pidieron justificar por escrito su juramento: allí dejó constancia que acepta el cargo solo en la restricción de la seguridad pública y sus motivos no eran revolucionarios. El nombre oficial de la Primera Junta fue: Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Sr. D. Fernando VII.

Cornelio Saavedra se convirtió en el primer gobernante patrio. Pidió justificar por escrito su juramento: dejó constancia que acepta el cargo solo en la determinación de la seguridad pública y sus motivos no eran revolucionarios.

El papel de Saavedra en este ejercicio siempre fue el mediador entre el viejo régimen y las políticas de profundización democrática de Moreno, Belgrano y Castelli. Las disputas fueron inevitablemente y encarnizadas. La revolución no pudo definir el modo de gobierno, no pudo establecer una Constitución, no pudo declarar la independencia ni unir un territorio nacional. Pero dio el salto determinante para que todo eso pueda resultar. Revolucionarios y conservadores entendieron que era con todos.

(Fuente: Sergio Wischñevsky para pagina12.com.ar) (imagen de portada y cabeza de columna: sol915.com.ar)

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